Nunca he
entendido las monarquías. Ni siquiera cuando era pequeña me gustaban los
cuentos donde el príncipe, porque siempre era un príncipe, conseguía salvar,
porque parece que ese era su cometido, decía, salvar a las pobres princesas,
siempre eran princesas huérfanas, salvarlas, repito, de sus malísimas
madrastras. Porque el padre, vaya el rey, siempre acababa casándose otra
vez. Eso sí, con otra señora de sangre
real y además o soltera o viuda. Con esto quiero decir que no se casaban con divorciadas. Que es lo que
pasa hoy en día.
Al parecer
hay escasez de sangre real.
La nuestra, la monarquía española, también
tiene rancio abolengo, aunque haya padecido ciertas interrupciones. Unas veces
por cambios de familias, tuvimos Habsburgos ahora Borbones. O, en otras, porque los ciudadanos no estaban tan
interesados en la realeza. Más que los ciudadanos deberíamos decir los
políticos, que son lo que se encargan de decidir lo que es mejor para los
votantes. Vaya los ciudadanos.
La
Monarquía esta nuestra se cortó allá por 1931 cuando Alfonso XIII decidió dejar
la corona.
Desde
entonces parece haberse puesto de moda esto de dejar el trono.
Alfonso
XIII era el abuelo de nuestro ex Juan Carlos I.
Bien es cierto que el abuelo no abdicó en su hijo Juan, o sea el padre
de nuestro ex, sino que dejó el reinado y se fue a Italia con el fin de ‘evitar derramamiento
de sangre’, es decir una guerra.
No
parecen muy visionarios nuestros reyes, he de admitir. Todos sabemos lo que
ocurrió cinco años después y las catastróficas consecuencias de aquella
sanguinaria guerra civil.
Y vaya lapsus
monárquico que tuvimos: treinta y seis años de dictadura franquista.
Decía que no entendía las
monarquías. Hay variadas razones para mi falta de comprensión de este sistema
de gobierno o representación de una nación, que al fin y al cabo es de lo que
se tratan hoy en día estas vetustas instituciones. Pero para no alargarnos, me
referiré solo a un par de asuntos, el genético y el de la legalidad.
Creo que
coincidirán conmigo en que el hecho de que mi padre, por poner un ejemplo, sea una
persona excelente, inteligente, con buenas dotes de mando, altamente
concienciado en todos los problemas que atañen no solo a su familia y amigos,
sino a los que tienen que ver con la justicia y la paz en general, quiera eso
decir que sus vástagos, vaya nosotros sus hijos, hayamos de heredar esas
estupendas cualidades. No hace falta que mencionemos ejemplos, porque todos
leemos la prensa o vemos la televisión, y no siempre es El Mundial de Fútbol lo
que nos ocupa.
Quizá
podamos tener la nariz de papá o los pómulos de mamá y, tal vez, tengamos el
intelecto de alguno de los dos, o incluso de ambos, sin embargo no hay garantía
alguna de que eso vaya a ser así y que
así lo siga siendo en las generaciones venideras. No, tampoco voy a dar
ejemplos de casos flagrantes cometidos por nuestros reyes, porque los hay y de
variada índole. Algunos graves.
¿Y qué me
dicen de la legalidad? En nuestra Constitución refrendada en 1978, el artículo
14 refiriéndose a la igualdad ante la ley dice que, en resumen, “… todos somos
iguales ante la ley sin que haya discriminación alguna por razón de sexo, raza,
religión,...” Pero el artículo 57, que
explica la sucesión a la Corona, especifica que dicha sucesión “… seguirá el
orden de primogenitura”, pero, y este es el gran ‘pero’, “se prefiere el varón
a la mujer.”
¿En qué
quedamos? ¿No éramos todas y todos iguales ante la ley?
Aunque teniendo
en cuenta, en el caso que nos ocupa, la situación con las hermanas mayores de
Felipe VI, Cristina y Elena, pues… Reiterando así el asunto de los genes.
¿Cómo se
puede tener un trabajo hereditario y en pleno siglo XXI?
Claro que no me olvido de que Juan
Carlos I traicionó a Franco. ¡Gracias a
Dios! Por supuesto que fue un buen
embajador para nuestros intereses comerciales y culturales. Para eso
estaba. Y sin duda fue una monarquía
bastante austera. Somos un país pobre.
Pero
Felipe VI ¿Para qué? ¿Por qué?
La
derrota de La Roja conmocionó al país en una medida que no logró hacerlo la proclamación
del nuevo monarca. ¿Nos identificamos mejor con un equipo de futbol?
Y ahora
que lo pienso, puede que así sea. Un o una futbolista siempre es alcanzable. Es
una o uno de los nuestros. Si se tiene interés, ciertas cualidades, y se le dedica
mucho entrenamiento, se puede llegar a ser un buen jugador o una buena jugadora.
Ser una figura. Salir del anonimato y aun de la miseria. Se puede llegar a ser
un símbolo, un modelo a seguir. Pero y sobre todo, ni Casillas ni Iniesta heredaron su puesto. Por ejemplo.
Translation in English, below
I have never understood the monarchy. Even when I was young I never liked the fairy tales in which the prince, because he was always a prince, managed to save, because that was his job anyway, as I was saying, to save the poor princess, who was always an orphaned princesses, to save them, I repeat, from their evil stepmothers. Because the father, that is the King, always ended up remarrying. Naturally, with somebody of royal bold and single or widowed to boot. What I mean by that is that they didn’t get married to divorcees, which is what happens nowadays.
It seems there is a scarcity of royal bloodlines around.
Our monarchy, the Spanish monarchy, also has an ancient and
noble history, in spite of a few interruptions.
At times because of changes of families; we’ve had Habsburgs and now
Bourbons. Or, at other times, because the people had lost interest in
royalty. Rather than the people, perhaps
we should say politicians, as they are in charge of deciding what is best for
voters. I mean, citizens. Our monarchy lapsed back in 1931 when Alfonso
XIII decided to abandon the crown.
Alfonso XIII was the grandfather of our ex-Juan Carlos
I. It is true that granddad did not
abdicate in favour of his son, Juan, that is, the father of our ex, but left
the kingdom and went to live in Italy, hoping to avoid a bloodbath, that is, a
war.
I must admit that our kings are not exactly visionaries. We all know what happened five years later,
and of the catastrophic consequences of that bloody Civil War.
And what a lapse of monarchy it was: thirty-six years of a Francoist dictatorship.
I said I didn’t understand monarchies. There are several reasons for my lack of
understanding of this system of government or form of representing the nation,
which is what these venerable institutions do these days. But to keep it short I’ll mention just a
couple of issues; one is to do with genes and the other is to do with the law.
I assume that you would agree with me that even though my
father, for example, was an excellent person, intelligent, with leadership
qualities and aware of the all the problems that affected not only his friends
and family but those around social justice and peace in general, it wouldn’t
mean that his descendants, us his children, would inherit these marvellous
qualities. There is no need to cite
examples, as we all read the newspapers or watch the telly, and it is not
always the World Cup that is at the forefront of our minds.
We might have our father’s nose, or our mother’s cheekbones
and we may have the intellect of one of
the two, or even both, but there is no guarantee at all that things will be
like that now or in future generations.
And neither do I need to give examples of flagrant abuses committed by
our kings and queens, because there are several and varied examples for all to
see. Some more serious than others.
And what about the legal question? Article 14 of our Constitution, approved in a
referendum in 1978, refers to equality before the law and state, in summary,
that “... everybody is equal before the law without discrimination on the
grounds of sex, race or religion…” etc.
But Article 57, which refers to the succession to the Spanish Crown,
specifies that succession will “…follow the line of primogeniture...”, but, and
it is an important ‘but’, “… a male heir will be preferred to a female heir.”
So where do we stand?
Are we or aren’t we all equal before the law?
Although taking into account, in this specific situation, the
circumstances surrounding the elder sisters of Philip VI, Cristina and Elena,
then… Reinforcing the point about genes.
How can you have an inherited job now in the 21st
century?
Of course I can’t forget that Juan Carlos I betrayed Franco’s
legacy, thank goodness! Of course he was
an ambassador for commercial and cultural interests. That’s what they are there for. And no doubt his monarchy was quite an
austere one. We are a poor country.
But Philip VI?
Why? What for?
The defeat of La Roja, the Spanish football team, rocked the
nation to an extent that the proclamation of the new monarch did not. Does that mean we identify more with our
football team?
And thinking about it, that might be the case. Being a footballer is achievable. S/he is one of us. If s/he is enthusiastic, has certain skills
and trains a lot s/he could become a good player. Become someone. Emerge from anonymity or even poverty. S/he could become a symbol, an example to
follow. And, above all, neither Casillas
not Iniesta inherited their place in the team.
For example.
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